Skincare consciente, here comes the sun

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El cuidado de la piel no es una tendencia y tampoco es exclusivo de la época estival. Se trata de un acto constante de salud, que se realiza a través de la escucha, la prevención y el respeto corporal.

En los meses de calor, las búsquedas sobre “protección solar” y “rutina facial” se disparan. Las estanterías se llenan de cremas con FPS (Factor de Protección Solar) y las redes sociales se ven invadidas por contenido (protagonizado en muchos casos por particulares y jóvenes sin experiencia real) sobre rutinas de skincare y maquillaje de verano.

La piel no tiene temporadas

La piel es el órgano más grande del cuerpo y está expuesta, a lo largo de todo el año, a diferentes factores que afectan a nuestra salud: radiación solar, polución, estrés, cambios hormonales, alimentación, cambios extremos de temperatura (calefacción, aire acondicionado, luces artificiales…).

Aunque en verano las quemaduras solares y la exposición directa al sol generan más conciencia, lo cierto es que las agresiones más silenciosas, como la deshidratación invernal o el daño oxidativo por contaminación, también impactan profundamente en la salud cutánea.

La clave: un compromiso constante. Porque cuidar la piel solo en verano, es como regar una planta solo cuando se marchita: tarde y sin garantía de recuperación.

Skinification


Este término, que comienza a generar verdadero interés, se refiere a la aplicación de principios y técnicas del cuidado facial (skincare) a otras categorías de belleza y cuidado personal. Es decir, llevar la lógica del cuidado de la piel, basada en ingredientes activos, rutinas personalizadas y salud a largo plazo, a otras áreas como el cabello, el cuerpo e incluso el maquillaje.

Desde Mariola Conde, abrazamos siempre aquellas perspectivas con un carácter holístico e integrador. Y resulta muy interesante incorporar técnicas y tratamientos que fomenten el autoconocimiento de nuestro propio cuerpo. Desde un diagnóstico de alimentos que nos permita optimizar nuestro organismo, hasta masajes y tratamientos para mejorar nuestros ritmos internos, incluso, puedes consultarnos por nuestros “cortes conscientes”.

Lo ideal, es combinarlo con técnicas de skincare consciente y sostenible, que también ganan, cada vez más, terreno frente a la cosmética convencional. Este enfoque promueve el cuidado de la piel desde el respeto al cuerpo y al entorno, evitando excesos, eligiendo productos éticos y cultivando una relación más orgánica con la belleza y la salud de nuestra piel.

Escuchar a la piel, en lugar de seguir modas, priorizar calidad sobre cantidad, integrar el cuidado facial como una práctica de bienestar emocional, no solo estética, o ser más reflexivo sobre lo que compramos, aplicamos y desechamos.

Por ello, aconsejamos ayudar a prevenir antes de tratar, adaptar las rutinas a los cambios estacionales, detectar señales de alerta antes de que se conviertan en patologías y evitar el uso innecesario de productos durante todas las épocas del año:

  • Otoño: Momento de nutrir, reparar y mimar la piel, con productos de temporada. Recuperarnos de posibles daños solares y reforzar la hidratación, tanto en hábitos diarios en casa, como con ayuda de profesionales de confianza.
  • Invierno: Regenerar y proteger, para reforzar su flexibilidad frente a la estación fría. Momento muy interesante para hacer análisis y diagnóstico del momento y estado de la piel. Fomentar la nutrición intensa y la protección frente a cambios de temperatura.
  • Primavera: Exfoliación suave y preparación para la mayor exposición solar, seleccionando elementos naturales hidratantes y antioxidantes, adecuados para cada tipo de piel.
  • Verano: Momento de priorizar la máxima hidratación y la protección solar reforzada, con productos ligeros y calmantes. La fruta veraniega, además de un placer, es un gran aliado.

Cada estación cambia, y tu piel también. Escucharla y acompañarla es un acto de auto-cuidado real.

El cuidado de la piel no es un filtro ni una moda. No es una solución rápida, ni se vende en tutoriales de 15 segundos. Es parte de una conversación íntima y constante con nuestro cuerpo. Por eso, más allá de los likes o las tendencias, buscar la guía de especialistas, es una forma de cuidarse con criterio, con ciencia y con propósito.